El experto en informática, quien le entregó a Alberto Nisman el arma que le provocó la muerte, negó haber mantenido una relación homosexual con el fiscal y dijo desconocer por qué no quedaron rastros suyos en el arma.
Así lo afirmó en una extensa entrevista publicada en la edición de hoy del diario español El País, en la que no descartó ninguna de las tres hipótesis que se barajan en la investigación de la muerte del titular de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado a la Amia, es decir la del suicidio, la del suicidio inducido y la del asesinato.
“Ahora yo siempre pienso en las tres. Y todas se me mezclan. Cuando pienso en una, está la otra”, aseveró Lagomarsino en la entrevista, quien indicó que dijo que, para él, Nisman no era “un amigo” pero tampoco “un jefe”.
“Uno, cuando tiene una relación de tanto tiempo, no es un amigo ni tampoco es un jefe”, sostuvo el informático.
Tras negar haber mantenido una relación homosexual con Nisman dijo que lo que le molesta “es que en el medio hay otras personas. Mis hijos son muy chiquitos, pero Alberto tiene una hija más grande”, indicó.
Por otro lado, detalló que conoció a Nisman “a través de un amigo común” porque el fiscal “tenía un problema en su computadora personal” y quedaron “ligados a través de una relación comercial”.
Luego, precisó, fue “a mediados del 2007” cuando inició su contrato con la UFI-Amia, donde su función era “asistir a Alberto Nisman en todo lo relativo a IT (tecnología de la información) puntualmente a él, no a la fiscalía”.
“Inicialmente yo iba a trabajar para la fiscalía, pero él me dijo: ‘No, vos vas a trabajar para mí’. Se habló mucho de si yo cobraba 40.000 pesos por hacer copias de resguardo. Pero en realidad, sistemas no es solamente hacer resguardos”, consignó Lagomarsino.
Además, contó que “Alberto no era una persona fácil” aunque “tampoco una mala persona, al contrario”, pero “él quería las cosas ya, en el momento” y que él era “un obsesivo del trabajo”.
“Cuando Alberto decía que no confiaba en las dos personas (en referencia a los especialistas en informática) que trabajaban en la fiscalía, hoy me doy cuenta de que no es que no confiara profesionalmente, sino que era un tema de respuestas. Y si te llamo, estás”, puntualizó.
Por otro lado, ante una pregunta formulada por el diario, Lagomarsino explicó que había heredado el arma que le entregó a Nisman en el 2002 “por medio de un familiar” pero que estaba “en desuso”.
También, afirmó que desconoce “los motivos técnicos” por los cuales no fueron hallados sus rastros en el arma luego de afirmar que “deberían estar mis huellas”.
En tanto, al ser consultado sobre si estaba al tanto del contenido de su denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por el Memorándum de Entendimiento con Irán, indicó que el fiscal fallecido le había hablado “seis o siete meses atrás” de eso.
“Un día me muestra un expediente y dice: ‘Esta es la denuncia que estoy haciendo contra la presidenta’. Le dije: ‘¿Te vas a meter contra la presidenta?’ Y me dice: ‘¿Y vos también me vas a empezar a decir esas cosas? ¡Estoy podrido de la gente que me dice que estoy loco!’”, relató.
Además, Lagomarsino brindó su mirada sobre la personalidad de Nisman: “Alberto tenía dos estados de ánimo normalmente: arriba y abajo. Muy eufórico y a los diez minutos tranquilo. El último día lo vi tranquilo”.
También, lo definió como “el toro de Wall Street de Nueva York vivo”, como un “tipo con cojones”.
Luego, en la entrevista, al volver sobre las hipótesis de la muerte del fiscal, Lagomarsino insistió en señalar que, la verdad, es que no sabe “qué fue” pero agregó: “El 18 de enero murió Nisman y murió el Diego Lagomarsino que yo era”.
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