Por Ramiro Gutiérrez, Diputado Frente Renovador y vicepresidente 1 de la HCD
Cada vez más países toman conciencia de la evolución, crecimiento y sofisticación de los ataques con empleo de medios cibernéticos. Francia y cada nuevo ataque terrorista nos acercan y enfrenta a nuevos métodos, más y mejor financiación y difuminación endémica de amenazas que no reconocen fronteras ni sociedades.
Estos nuevos riesgos como el terrorismo, el narcotráfico y la ciberdelincuencia, entre otros, ya fueron contemplados en la “Estrategia Europea de Seguridad Interior de la Unión Europea” del año 2010, por su parte la “Estrategia Española de Seguridad” define que estas amenazas y riegos son transversales, interconectados y transnacionales siendo necesario para preservar la seguridad no sólo de coordinación interna sino también internacional.
En América, el 28 de octubre de 2003 en la ciudad de México se aprobó la “Declaración sobre Seguridad en las Américas” en sesión plenaria de la OEA donde se avanza a una nueva concepción de “seguridad multidimensional” que permita responder tanto a las amenazas tradicionales como a los nuevos riesgos.
El denominado “Plan Colombia” tal vez constituya uno de los mejores estudios para la puesta en acción de una estrategia nacional de seguridad y defensa. El punto de partida fue reconocer las debilidades del sistema tradicional frente a la “convergencia tecnológica” y la evolución de las organizaciones criminales transnacionales en métodos y tecnologías. (Lineamientos de Política para Ciberseguridad Y Ciberdefensa, Consejo Nacional de Política Económica y Social, República de Colombia).
Los ciberataques ignoran las fronteras y las distancias;
son anónimos y es muy difícil identificar formalmente al atacante real, que suele actuar oculto tras enlaces involuntarios, computadoras “zombis” o a través de intermediarios; se pueden llevar a cabo con relativa facilidad, a bajo costo y con un riesgo muy bajo para el atacante. Estos métodos hoy son de permanente empleo, inversión y desarrollo por parte de narco organizaciones y grupos terroristas de los más variados.
La escalada europea de bombas y atentados, así como nuestra propia historia de dolor e impunidad debería hacernos reflexionar sobre la necesidad urgente de creación de un “Centro Nacional de Ciberseguridad y Ciberdefensa” que, unificadamente y en forma inter-agencial, trabajen anticipadamente frente a riesgos y amenazas muy intensos como son el terrorismo y las organizaciones criminales transfronterizas.
También resulta imperioso modificar la regulación penal sobre terrorismo y narcotráfico tal como lo hizo Sergio Massa en su proyecto de Código Penal puesto que la ley actual es “llamativamente insuficiente”. Estos cambios necesarios conformarán, asimismo, un fuerte mensaje a la comunidad internacional que se agrupa para prevenir y luchar contra estos ataques.
En tal sentido, Inglaterra está creando una fuerza ciberofensiva de elite para contrarrestar a combatientes de Estado Islámico, hackers y potencias hostiles. Según fuentes oficiales, Estado Islámico está intentando desarrollar la capacidad para atacar infraestructura británica como hospitales, redes energéticas y sistemas de control de tráfico aéreo con consecuencias potencialmente letales. En respuesta, Reino Unido subirá su gasto en Ciberdefensa, simplificará las ciberestructuras estatales y construirá su propia capacidad ciberofensiva.
Si bien en nuestro país existe un marco normativo referente a la protección de datos y a la seguridad de la infraestructura crítica de la información, resulta a las claras evidente que aún resta trabajar en torno a esta temática, particularmente en la Ciberdefensa, generando una política y una estrategia nacional que garantice la capacidad del Estado para enfrentar las nuevas amenazas.
Al respecto, recordemos que Sergio Massa fue el único legislador que avanzó con una Ley de Facultades Subsidiarias de la Defensa y que, además, cambió el obsoleto sistema actual de seguridad interior. Si no repensamos la capacidad de anticipación y de respuesta seguiremos siendo un país inseguro o lo que es peor un posible objetivo frente a riesgos muy activos en el mundo.