Durante el fin de semana, cientos de personas fueron a la capilla y algunas habrían visto también el cambio de color en el velo o en el vestido de la imagen.
Foto: Javier Corbalán.
Las manifestaciones sobrenaturales son parte de las experiencias de algunas personas que concurren a ver a la Virgen del Cerro y en los últimos días se hicieron más evidentes. Lágrimas en el rostro, cambio de color en el velo o en el vestido son algunas de las que dieron cuenta peregrinos que concurrieron durante el último fin de semana.
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La Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, como es conocida la virgen, posee en las serranías del noreste de Tres Cerritos un lugar de encuentro y oración al que asisten miles de peregrinos de distintas partes del mundo.
En la paz del lugar, la presencia de la virgen no es igual para todos y, conscientes de esto, quienes colaboran con el funcionamiento del predio coinciden en que se trata de un momento especial para cada individuo.
De acuerdo a lo relatado por ellos, la última fiesta de la virgen en diciembre del 2015 trajo aparejadas manifestaciones que perduran hasta ahora como el color de la vestimenta. El último sábado fue el momento en el que estuvieron más presentes.
Tomadas o no como señales de un tiempo especial, las expresiones están aunque para los especialistas depende de una vivencia personal en la que dos personas en el mismo espacio pueden experimentar cosas diferentes o simplemente no hacerlo.
“Sabemos que el sábado hubo fuertes manifestaciones, pero eso también tiene que ver con experiencias personales de cada peregrino”, dijo a El Tribuno una de las mujeres que colaboran en la cumbre, quien además resaltó que el tono celeste y rosado que la vestimenta tiene puede estar relacionado a la aparición de la Virgen de Nuestra Señora de San Nicolás (imagen coincidente con los mencionados colores).
MULTITUDES
Las visitas a la cima del cerro persisten durante toda la semana, pero se profundizan cada sábado de peregrinación como sucedió el pasado 14 de mayo, con la presencia de casi cien micros de peregrinos. Además de aquellos salteños que concurrieron.
“Hace seis años que vengo a este lugar y siempre tuve experiencias hermosas. Son milagros que se nos cumplen y uno agradece por todo lo recibido. Las manifestaciones siempre están presentes, yo experimenté varias”, dijo a El Tribuno Susana Testa, de Río Negro, quien recuerda con emoción lo vivido hace algunos años. Como ella, muchos otros llegan a la pequeña capilla donde está instalada la imagen de la Inmaculada Madre.
Desde hace algunos días las miradas en busca de una manifestación sobrenatural ocupan gran parte de la atención de los asistentes. Sin aminorar las esperanzas de encontrar un contacto directo con la virgen, los fieles no dejan de subir confiados o agradecidos de aquel pedido que en su momento fue un imposible.
LA ESPERANZA Y EL CAMINO A LA PAZ
Con los sábados como el día que reúne la mayor cantidad de fieles en la cima del cerro (más de cien colectivos se dan cita en los días de peregrinación), las jornadas sirven para el rezo del santo rosario, entre otras actividades.
Con la presencia de María Livia Galliano (mujer que a comienzos de los 90 empezó a experimentar, de manera privada, las primeras apariciones de la virgen en Salta) las reuniones cobran cada vez más notoriedad no solo a nivel nacional sino internacional.
La esperanza, el camino que conduce a Dios y vivir con el amor de su divino corazón representan parte del mensaje central que difunde la presencia de la virgen del cerro.
Si bien desde 2003 los mensajes para la humanidad son estudiados por la autoridad eclesiástica y aún no fueron dados a conocer, mantienen la esencia de la experiencia de muchas personas que concurren a la cima a del cerro. Este lugar desde 2001 recibe las apariciones de la virgen.
LAS MANIFESTACIONES
El silencio no solo es un pedido escrito desde el primer cartel puesto en el ascenso hacia la capilla, sino un estado que se prioriza para estar en contacto directo con la virgen.
La paz y la alegría de lograrlo es el sentimiento compartido por quienes concurren por primera vez como también por los que lo hacen asiduamente.
“Es la primera vez que venimos y, a pesar de no ser creyente, experimenté una paz hermosa porque es un lugar muy especial”, dijo a El Tribuno Liliana Resce, oriunda de la localidad de Lomas de Zamora (Buenos Aires). Acompañada por su hermana Corina y su cuñado Agustín (ambos residentes en Australia desde hace cuarenta años), ella es una de las tantas historias de personas que pasan por el lugar sin ser indiferentes a lo que sucede allí.