Bélgica: primer caso mundial de eutanasia a un menor de edad

UNA DECISION POLEMICA

El país tiene una ley muy permisiva, pero que causa rechazos

PARIS.- Un niño con una enfermedad terminal fue ayudado a morir en Bélgica, por primera vez desde que le país eliminó hace dos años las restricciones de edad para la eutanasia, dijo el senador que redactó la ley. De esta forma el niño es el primer caso en el mundo en que un menor de edad murió en un caso de eutanasia.

El senador liberal Jean-Jacques De Gucht confirmó la muerte del menor.

Dijo que el niño era de la región de Flandes, pero declinó dar más detalles sobre el paciente, para proteger la privacidad de la familia.

DE CUALQUIER EDAD

Bélgica es el único país que permite que menores de cualquier edad reciban asistencia para morir, dijo de Gutch.

En Holanda, la edad límite es 12 años.

“Es terrible cuando un menor sufre, pero me da algún consuelo saber que ahora existe una opción para niños en estados terminales”, dijo De Gutch.

“Es importante que la sociedad no descuide a personas en tanto dolor”.

La ley belga tiene reglas muy estrictas para la aprobación de la eutanasia.

Requiere que el menor esté en las etapas finales de una enfermedad terminal, entienda racionalmente la diferencia entre la vida y la muerte y haya pedido reiteradamente terminar su vida.

Requiere además consentimiento de los padres y la aprobación de dos médicos, incluyendo un psiquiatra.

La ley – una de las de mayor alcance en Occidente – tuvo amplio apoyo del público cuando fue presentada en el 2014, pero encontró la oposición de algunos pediatras y la Iglesia Católica.

El catolicismo prohíbe la eutanasia y el presidente de la conferencia italiana de obispos calificó la noticia el sábado de dolorosa y preocupante.

“Nos duele como cristianos, pero también como personas”, dijo el cardenal de Génova, Angelo Bagnasco, en declaraciones a la agencia noticiosa ANSA.

Algunas personas han cuestionado si se debería permitir a niños tomar decisiones sobre vida y muerte. En el 2014, un grupo de médicos, incluyendo pediatras, firmó una carta para expresar su rechazo a la ley.

“Mucha gente -de cualquier profesión- aún tiene problemas para lidiar con la idea de que las personas pueden decidir cuándo terminan sus propias vidas”, dijo De Gutch.

INCREMENTO

Pero las críticas a la flexibilidad para aplicar la eutanasia en Bélgica también se manifiesta desde el terreno científico.

Una investigación, publicada en Canadian Medical Association Journal, muestra que los casos han aumentado de 235 en 2003 a 1807 en 2013. Además el trabajo afirma que en muchos casos la eutanasia se aplica en casos que no son terminales y en pacientes jóvenes.

En 2002, Bélgica convirtió en ley la intención de los pacientes de acabar con su vida. El gobierno introdujo garantías, incluyendo un panel de expertos para asegurarse de que el procedimiento se hacía conforme a la legalidad.

Pero, la investigación, publicada en Canadian Medical Association Journal, muestra un crecimiento exponencial de los caos de muerte asistida.

En estas cifras se incluyen todos los grupos de edad y las que han tenido lugar en los hogares o en el hospital. Otro dato destacable es que ha habido un aumento incluso para pacientes con desórdenes psiquiátricos, que sufrían enfermedades que no son terminales o diferentes del cáncer (el número más amplio corresponde a esta patología) y en mayores de 80 años. Cita El Dia.

“Estos hallazgos muestran que hay mucha gente que está pidiendo la eutanasia al saber que tienen la posibilidad legal de hacerlo. También reflejan que la gente es cada vez más reacia a pedirlo al comprobar que los médicos tienen mayor experiencia en este cambio y toda la sociedad está más familiarizada con este tipo de decisiones”, señala Kenneth Chambaere, del grupo de investigación de cuidados paliativos de la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Gante.

La experta advierte de que el aumento de los casos de eutanasia para los casos en que no se padece una enfermedad terminal deben evaluarse con recelo puesto que muchas veces se asocian a desórdenes psiquiátricos y a un “cansancio de vivir”.

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