Coronel Pringles: dos muertes elevan alerta por la bacteria de la meningitis

Las mujeres fallecieron hace 20 días a causa del meningococo en la localidad bonaerense de Pringles. La importancia de la vacunación.

Florencia Ballarino

Dos mujeres que trabajaban como cocineras en un hogar de niños de la localidad bonaerense de Coronel Pringles murieron por enfermedad meningocócica, según confirmó a PERFIL el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Las jóvenes, de 25 y 34 años, fueron atendidas el 4 de septiembre en el Hospital Municipal Dr. Manuel Cabrera con un cuadro de septicemia (infección generalizada de la sangre) a causa de la bacteria Neisseria meningitidis, conocida como meningococo. Desde la Región Sanitaria I indicaron que no hubo más casos y que se realizó profilaxis con antibiótico a veinte chicos con los que trabajaban las víctimas y otros cincuenta contactos.

“Fueron dos cuadros de shock séptico graves, secundarios a una infección por meningococo”, dijo en una entrevista radial Nicolás Queti, director del Hospital Municipal. En este momento se están esperando los resultados de laboratorio del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI)-Anlis Dr. Carlos Malbrán para identificar el serogrupo de la bacteria causal.
Contagio. La Neisseria meningitidis es una bacteria que puede producir infecciones graves, como meningitis (inflamación de las membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal) y sepsis. Tiene trece diferentes serogrupos, de los cuales, el B y W son los más frecuentes en la Argentina.

La bacteria se transmite a través de microgotas que se emiten al hablar o toser. Requiere de un contacto directo y prolongado con el individuo portador. La mayoría de las personas que se contagian con meningococo no desarrolla la enfermedad. Las bacterias se quedan en la orofaringe durante algún tiempo antes de ser eliminadas por el sistema inmune. Aunque no desarrollen la meningitis, las personas infectadas pueden transmitir la bacteria a otros.

Si bien pueden darse casos en adultos, afecta principalmente a niños y adolescentes. “Los casos en adultos son esporádicos. Se considera una enfermedad pediátrica, ya que el 70% de los casos se observa en niños menores de 6 meses”, indicó Angela Gentile, jefa del Servicio de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de CABA.

A pesar de la baja incidencia de la enfermedad en nuestro país (se dan 200 a 300 casos por año), el peligro reside en su alta tasa de mortalidad (10%) y las graves secuelas físicas y neurológicas que sufren entre un 20-30% de los supervivientes: amputación de extremidades, sordera, ceguera e insuficiencia renal son sólo algunas de las consecuencias. La septicemia es el peor desenlace posible y en 24 horas puede provocar la muerte de la persona, sin que los médicos puedan salvarle la vida, como ocurrió con las dos mujeres de Pringles.

La única herramienta para prevenir la enfermedad meningococica es la vacunación. A partir de enero de este año se comenzó a aplicar en la Argentina la vacuna antimeningocóccica cuadrivalente, que actúa contra los serogrupos A, C, W e Y. La inmunización es gratuita y obligatoria para los lactantes (se requieren tres dosis a los 3, 5 y 15 meses de edad) y los chicos de 11 años.

“La vacuna es muy importante. Da protección a los chicos pero también, al disminuir la colonización nasofaringea, que es donde se encuentra el meningoccoco, protege a los adultos. Doble tarea: baja colonización y, por otra parte, genera anticuerpos. Pueden aparecer casos pero a medida que pase el tiempo, vamos a tener mejor protección no sólo para los chicos sino para toda la comunidad”, indicó Gentile, miembro de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain).

Además, ya está disponible en el país la vacuna contra el meningococo B desarrollada por el microbiólogo italiano Rino Rappuoli (ver recuadro); con lo que quedan cubiertos la mayoría de los serogrupos circulantes. La inmunización está indicada a partir de los dos meses, en un esquema de tres dosis y un refuerzo después del año. Aún no fue incluida en el Calendario Nacional de Vacunación; por lo que sólo se aplica en centros privados a $ 2.491 pesos la dosis.

“Tener un agente de prevención contra el meningococo B es muy importante. La Conai analizará los datos y en un futuro emitirá una recomendación al Ministerio sobre su incorporación o no al Calendario”, concluyó Gentile.

“Antes de las vacunas sólo vivíamos 47 años”

El microbiólogo italiano Rino Rappuoli, el “padre” de las vacunas modernas, estuvo esta semana en Buenos Aires y Córdoba para presentar la innovadora tecnología que le permitió desarrollar una inmunización contra el meningococo B.

“Hasta ahora las vacunas se habían creado a través de microorganismos y de la purificación de sus antígenos”, detalló Rappuoli. Sin embargo, las tecnologías disponibles hasta ese momento no funcionaban contra el meningococo B. Hasta que llegó Craig Venter y la secuenciación del genoma humano: “Pensamos que podíamos usar ese sistema para buscar algo en el genoma de la bacteria que no hubiéramos encontrado con los cultivos”, manifestó Rappuoli.

Así, mediante el uso de herramientas de bioinformática se identificó a los antígenos más probables para desarrollar la vacuna. “Por primera vez empezamos con los datos de una computadora para luego ir al laboratorio. Lo llamamos vacunología reversa”, explicó en rueda de prensa. Consultado sobre los grupos anti vacunas, el jefe de investigación y desarrollo de GSK sostuvo que es un problema de educación y mala memoria. “Gracias a las vacunas, los jóvenes nunca han visto enfermedades como la polio o la viruela. Hoy nuestra esperanza de vida es de 85 años. Antes de las vacunas sólo vivíamos hasta los 47”.

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