La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, junto con otras asociaciones y sociedades científicas de Latinoamérica, afirma que fumadores y usuarios de sustancias inhaladas, tendrían riesgos mayores en la pandemia por COVID-19
El humo del tabaco deteriora varios componentes de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio, generando alteraciones que favorecen la aparición de infecciones respiratorias bacterianas o virales. Las personas que fuman presentan no sólo una mayor incidencia sino manifestaciones más graves de infecciones respiratorias como influenza, neumonías y tuberculosis, convirtiéndose en importantes causas de enfermedad y muerte en este grupo poblacional.
En el brote de MERS–Cov (Síndrome Coronavirus Respiratorio del Mediano Oriente) del 2012, se identificó al consumo de tabaco como un factor vinculante a la hora de padecer la infección. Entonces es probable que los fumadores tengan una mayor susceptibilidad a infectarse también por SARS-Cov-2, o de padecer la enfermedad COVID-19 con mayor severidad.
Por otra parte, el uso de sistemas electrónicos de administración de nicotina (conocidos como cigarrillos electrónicos, e-cigs o vapeadores), exponen a los usuarios a partículas y a tóxicos, que generan alteraciones en los mecanismos de defensa respiratoria similares a las producidas por el tabaco combustible. Los mismos efectos se ven potenciados por productos de tabaco calentado, la exposición “pasiva” al humo del tabaco, la contaminación atmosférica y de interiores por combustibles sólidos (humo de leña) , entre otros.
¿Tienen las personas que fuman una evolución más severa o peor pronóstico si adquieren COVID-19?
En el reporte Características clínicas de la enfermedad por coronavirus 2019 en China, sobre un total de 1099 pacientes con COVID-19 en el que se evaluaron la severidad de los síntomas y una variable de resultado compuesta (ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), necesidad de ventilación mecánica o muerte) la condición de ser un fumador actual se asoció con síntomas severos y mostró resultados estadísticamente significativos (16.9% vs 11,8%) y con peor desenlace (25,8% vs 11,8%).
A propósito, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el consumo de tabaco aumenta drásticamente el riesgo de muchos problemas de salud graves, incluidos problemas respiratorios (como cáncer de pulmón, tuberculosis y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica – EPOC) y enfermedades cardiovasculares. Si bien esto significa que siempre es la mejor decisión individual de dejar de fumar: la cesación tabáquica puede ser especialmente importante para prevenir la infección por SARS-Cov-2 o evitar complicaciones de COVID-19.
Recomendaciones de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria:
Advertir a la población en general sobre el mayor riesgo de infectarse con SARS-Cov-19 si fuman y /o vapean en tiempos de pandemia.
Advertir a las personas fumadoras que tienen un mayor riesgo, no sólo de contraer COVID-19 sino de tener un peor pronóstico en caso de poseer la enfermedad.
Enfatizar la importancia de dejar de fumar y promover, en la medida de lo posible, el uso de los recursos disponibles para asistir y acompañar a los fumadores en ese objetivo.
Desalentar fuertemente el uso de pipas de agua, el uso de sistemas electrónicos de administración de nicotina (cigarrillos electrónicos o vapeadores) y otros productos de tabaco calentados ya que pueden actuar como fuentes para diseminar la infección, además del daño que ocasiona su uso.
Enfatizar, la importancia de mantener todos los ambientes, públicos y privados, 100% libres de humo de tabaco respetando la decisión del que elige no fumar.