La disputa por el endeudamiento no es, en rigor, una disputa por el endeudamiento. El torniquete a los intendentes. Los anuncios que vienen en educación. Y dos internas al rojo vivo en el gobierno.
Por Andrés Lavaselli, de DIB
Como una réplica de la querella sobre impuestos que agitó el primer verano de Axel Kicillof en La Plata, oficialismo y oposición quedaron al borde una nueva colisión política, cuya naturaleza parece clara pero no lo es tanto: se presenta como una discusión sobre endeudamiento, pero es una batalla por poder; da la impresión de que discuten Ejecutivo y legisladores, pero los intendentes son la clave.
El entuerto pasó algo desapercibido detrás del anuncio de la extensión de la pandemia, la presentación de la reforma judicial y la marcha atrás con Vicentin. Pero el fracaso de la sesión para tratar el proyecto que habilita al Gobernador a tomar deuda por 500 millones de dólares y 28 mil millones de pesos es la novedad estrictamente bonaerense más significativa de la semana.
Pero atención: aunque los montos son llamativos, son nos para nada el eje de la discusión. Hace rato que la oposición le comunicó al oficialismo que ve “razonable” el pedido ¿Por qué no se aprueba, entonces? Una primera respuesta tiene que ver con desacuerdos sobre algunos ítems asociados a la conversación principal: los cargos –Banco Provincia, organismos- que la oposición le reclama al oficialismo.
Otra razón es el dinero para obras: JpC dice que los alcaldes aún no recibieron nada de los $2 mil millones acordados en febrero, FdT que los que presentaron los proyectos sí lo hicieron. La oposición reclama una nueva remesa, que el Ejecutivo acepta pero con techo bajo: $1.500 millones. También hay ruido con la posibilidad de cambiar obras acordadas con organismos de crédito.
Pero la madre de todas las batallas consiste en saber si los intendentes deberán devolver o no 4.500 de pesos que Kicillof les giró en concepto de ayuda por la pandemia. El proyecto dice que deberían hacerlo en 18 cuotas. Todos los alcaldes –peronistas y opositores- piden no hacerlo. El argumento: tampoco el Gobernador devolverá la ayuda que le dio Nación, de $135.000 millones.
El gobierno solo está dispuesto a postergar el inicio del pago a enero. Pero a la vez, ya diseñó una estrategia para esa batalla: sin ley, no habrá más ayuda –en abril los alcaldes no recibieron un peso. De ese modo, echó a correr un reloj: en septiembre, los alcaldes deberían empezar a devolver lo prestado ¿Podrán hacerlo y a la vez pagar sueldos de ese mes? Difícil para varios de ellos.
El emplazamiento del Ejecutivo es una manera de ponerle presión a los legisladores opositores, que reciben los llamados de sus intendentes para que arreglen y les liberen los fondos. Y eso revela el juego de fondo del oficialismo: trabajar la cohesión interna de JpC. Es la verdadera batalla.
“Todo empeorará antes de mejorar”, temen en Juntos por Cambio. También ellos entienden que llegaron a un punto de saturación política y que ese es el significado de esta crisis. Y decidieron endurecerse. Lo dejarán claro con una prestación de 10 senadores que buscarán forzar una sesión especial para tratar un salvataje a colegios privados, contra lo que les pidió la ministra de Educación, Agustina Vila, a la que busca exponer.
Pero hay una respuesta ya organizada. Y en el mismo terreno: el Ejecutivo enviará un proyecto de ley para atar los fondos para infraestructura escolar a un porcentaje del presupuesto. Como hizo Néstor Kirchner con el famoso 6% para educación. Será en consonancia con el aniversario de la muerte, en 2018, de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, la docente y el porteño de la escuela de Moreno donde estalló una garrafa.
El anuncio podría tener un segundo objetivo. Desarmar la resistencia sindical a un objetivo que Kicillof ya le comunicó a su equipo: que el 16 de agosto vuelven las clases presenciales en 100 distritos del interior de la provincia. En un esquema que por supuesto conservará una buena cuota de virtualidad. Pero que ayudará a desarmar la acusación de “estar enamorado de la cuarentena”.
Internas
Mientras sube un par de tonos el volumen de su discurso político y cosecha el respaldo de Cristina Kirchner –un movimiento sugestivamente paralelo al de Máximo Kirchner y su discurso del viernres en Diputados- Kicillof podría tener que esperar más de la cuenta una resolución del conflicto legislativo. Y eso por un factor adicional: el malestar en el bloque de senadores del FdT con la conducción de la vice, Verónica Magario. En el Ejecutivo creen que su rol está tan desdibujado que hasta miran con recelo su relación con Roberto Costa, el jefe de bloque opositor, al que le atribuyen ser correa de transmisión de las órdenes de María Eugenia Vidal que, barruntan, detonaron la negociación. Por las dudas, advierten: la senadora Teresa García no volverá a ese cuerpo, como indicó una versión que atribuyen a un sector de La Cámpora.
La otra interna, ya se resolvió. Pero con una especie de bluff: Sergio Berni no le aceptó la renuncia a Mario Baudry, el empresario de medios ligado al clan Balcedo que lo secunda. Lo que quiere decir que creyó su versión de que fue objeto de una operación proveniente de la Casa Rosada. (DIB) AL