DOLORES – Millonario “cuento del tío”

Una mujer de 81 años, con domicilio en calle Alberdi, fue engañada con el «cuento del tío» del cambio de billetes.

Un hombre haciéndose pasar por amigo de su nieta luego del llamado telefónico se hizo presente en su casa concretando la millonaria estafa,

Según se pudo saber, la víctima le creyó, y le entregó euros, dólares y pesos argentinos en bolsas de nylon…

Los adultos mayores son el blanco perfecto de los malvivientes a la hora de las estafas.

Cuando uno recibe un llamado desconocido, hay que cortar la llamada, comunicarse con familiares y Policía y averiguar de dónde viene.

Se aprovechan del tema del momento, hoy, es la inestabilidad económica, aumento del Dólar etc.

Muchos viven solos y otros comparten la casa con familiares pero igual pasan largas horas en soledad. Crecieron en otra época, donde la palabra de honor y los buenos modales tenían un significado que hoy brilla por su ausencia.

Todo esto, sumado al desconocimiento que suelen tener del funcionamiento de las nuevas tecnologías, hace de los adultos mayores el blanco perfecto para una amplia variedad de estafadores que se aprovechan de su situación para perpetrar engaños que apuntan a un solo objetivo: robarles y despojarlos de sus pertenencias o sus ahorros.

Lamentablemente, no es la primera vez que hechos así ocurren en Dolores y, probablemente, no sea la última. Se conocen situaciones similares que tienen como factor en común la habilidad de los estafadores para “enredar” a sus víctimas con el objetivo de que éstas les revelen datos o accedan a entregarles el dinero.

Algunos de los “modus operandi” de los delincuentes en los últimos meses son:

– Llaman por teléfono para informar que supuestamente un familiar sufrió un accidente o robo. Así logran que la o las víctimas depositen, giren o entreguen dinero, pero en realidad, los hechos nunca ocurrieron.

– “Cambios de billetes”: un hombre llama por teléfono al azar. La víctima, mayormente de avanzada edad, atiende. El estafador del otro lado se hace pasar por su hijo o familiar o amigo de familiar y le aclara que está junto a un ejecutivo bancario o algún especialista en operaciones cambiarias que le está explicando que hay billetes –pesos o dólares– que perderán valor por ser “viejos” y que hay que cambiarlos. Minutos después, se acerca un hombre a la vivienda de la víctima, toma el dinero, que en muchas oportunidades son los ahorros de toda la vida, y luego se retira por lo que la estafa termina siendo un “éxito”

– Premios falsos: llaman a las víctimas y les dicen que han ganado un premio en dinero, y que para cobrarlo deben transferir un monto determinado a cierta cuenta en concepto de “gastos operativos”. O bien, las confunden pidiéndoles un dato atrás del otro hasta que terminan revelando el token de seguridad, con el que los delincuentes acceden a la cuenta de la víctima a través un cajero y la vacían de fondos.

– Falsos empleados del Estado o de servicios: otra circunstancia habitual es que los delincuentes se hagan pasar por trabajadores de Ansés, de la Municipalidad, o de empresas como ABSA, EDEA o alguna de las prestadoras de cable e internet. Con la excusa de solucionar algún inconveniente, logran que las víctimas les permitan entrar a los domicilios y una vez en el interior las golpean o amenazan y les sustraen dineros y bienes.

Estafas por internet

También existen estafas que se concretan totalmente de forma virtual, a través de internet o de aplicaciones móviles.

La modalidad delictiva online había crecido un 80% durante la pandemia, época en que el comercio electrónico alcanzó niveles nunca antes vistos.

Cómo se concretan las estafas virtuales:

– Phishing: a) Correos electrónicos que se hacen pasar por empresas o instituciones reconocidas y piden –mediante diversas excusas– que el receptor complete formularios con sus datos personales, que luego son usados para acceder a las tarjetas de crédito o a las cajas de ahorro o bien para sacar créditos a nombre de la víctima.

b) Publicidad a través de mail o redes sociales: con avisos falsos y haciéndose pasar por marcas reconocidas que hacen regalos, logran que las personas entren a determinado link y cuando esto sucede, el victimario puede acceder a los archivos del dispositivo móvil de las víctimas.

-Reclamos falsos: envían correos electrónicos pretendiendo hacerse pasar por conocidas empresas de tarjetas de crédito y argumentando deudas inexistentes que deben ser pagadas de forma inmediata para que no se tramite un embargo en contra de la víctima. Para tal fin, los delincuentes brindan una CBU que está a nombre de un supuesto cobrador, que no tiene nada que ver con los bancos o las empresas financieras. Todo es parte de la estafa, que se concreta cuando la persona transfiere el dinero.

– Compras online: los estafadores crean perfiles en redes sociales o sitios web en los que se hacen pasar por comercios “serios” y ofrecen distintos productos, que la gente compra y paga, pero nunca le llega el producto requerido.

Cuando uno carga datos o hace transacciones, no debe almacenar contraseñas en los teléfonos. Tampoco es conveniente pasar datos ni mandar fotos de la tarjetas de débito y crédito por whatsapp. En las redes sociales se comparte información sin siquiera a veces tener configurada correctamente la opción de privacidad.

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