Gripe A y B: ¿Causan los mismos síntomas o se pueden diferenciar?

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Las dos cepas de influenza están circulando en este momento en el país, ya que sufrieron un desplazamiento estacional por varios factores.

Como consecuencia de la pandemia de coronavirus y la prevalencia del virus SARS-CoV-2 durante dos años, la influenza sufrió una alteración en su ciclo estacional y, entrado noviembre, aún está presente, causando fuertes gripes en la población.

En este momento, en la provincia de Buenos Aires, circulan las cepas A y B del virus. ¿Se pueden diferenciar? ¿Generan distintos cuadros?

“Hay una alta tasa de prevalencia de ambas en toda la zona de La Plata, no puedo decir cuál prevalece por sobre la otra”, explicó la especialista jerarquizada en infectología pediátrica, Gisela D’ Ángelo, responsable de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea del Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata.

“La sintomatología de los pacientes es la misma para gripe A o B, nosotros detectamos la etiología del cuadro a partir del aspirado nasofaríngeo en niño ambulatorio o a través de secreciones respiratorias o aspirado traqueal en pacientes más graves”, señaló la médica.

En esa línea, los síntomas para una cepa o la otra de gripe son fiebre alta (38º o más), dolor de cabeza, decaimiento, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolor muscular y malestar generalizado. También pueden aparecer síntomas digestivos como náuseas, vómitos y diarrea, pero éstos son más comunes en los niños que en los adultos.

En tanto, sobre las causas de este desplazamiento de la circulación estacional del virus, D’ Ángelo analizó varios factores.

“Que la gripe aún siga circulando está asociado a que tuvimos un confinamiento de dos años que hizo que los niños no estén expuestos a los virus como lo hacen normalmente, aunque creo que este corrimiento estacional va a ser transitorio ya que al volver a la normalidad el año que viene seguramente va a ser como antes”, indicó, al tiempo que aclaró: “La influenza es un virus que circula en época invernal y lo estamos viendo en primavera tirando al verano”.

De igual modo, D’ Ángelo hizo referencia al impacto del cambio climático en estos cambios en la circulación de los virus. “Hay algo muy importante a destacar que es el cambio climático: tenemos un día 28 grados y otro día 10. Eso esta influyendo mucho en estos cambios en el comportamiento de los virus”, subrayó.

Como tercera causa se refirió a la vacunación. “La cobertura vacunal contra la influenza no es la óptima no es como años anteriores”, señaló, y subrayó que sumado a los otros factores, “se de esta tasa de infección alejada en época estacional e importante en cantidad de individuos infectados”.

La vacuna antigripal debe aplicarse en otoño, antes de los primeros fríos. Se encuentra prioritariamente indicada para grupos de riesgo tales como adultos mayores de 65 años, personas con enfermedades crónicas (diabéticos, cardíacos y pulmonares) y con alteraciones de la inmunidad, niños o adolescentes que mantienen una terapia prolongada con ácido acetilsalicílico (aspirina) y trabajadores de la salud asistencial (médicos, enfermeros y aquellos que tienen contacto con pacientes de alto riesgo). De todas maneras, puede aplicarse desde los seis meses de vida, sin límite máximo de edad.

Para prevenir la transmisión de la enfermedad de persona a persona, se pueden adoptar las siguientes medidas:

Lavarse frecuentemente las manos (antes y después de comer, al volver de la calle, luego de estrechar las manos a alguien que tiene tos y resfrío, luego de ir al baño, etc.).
Evitar acercarse a personas que padezcan gripe.
Al toser o estornudar, cubrirse la boca o la nariz con un pañuelo de papel o, en su defecto, con el pliegue del codo. No se recomienda cubrirse con las manos, ya que ello favorece la transmisión del virus.

(DIB) ACR

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