El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, exhortó hoy a economistas de la oposición “a ver si nos animamos a procurar un presupuesto equilibrado, ya que hay mucho para discutir, y quién sabe, tal vez nos podríamos poner de acuerdo”.
Rubinstein, a través de una columna de opinión publicada en el diario La Nación, instó a “dejar fuera de la discusión política también la necesidad de equilibrar las cuentas públicas”, al tiempo que llamó a “dejar de proponer el default como herramienta de política económica y dejar de discutir sobre la necesidad del equilibrio fiscal y centrar la discusión en el cómo lograrlo (cuánto de baja de gastos, cuánto de suba de impuestos). No sería poco avance. Pueden llamar a la Secretaría de Política Económica y, si quieren, desde mañana podemos empezar a conversar”.
El funcionario salió al cruce de las críticas que recibió el reciente canje de deuda por parte de algunos economistas de la oposición.
Rubinstein centró su respuesta sobre las críticas lanzadas al canje por el exministro de Economía, Hernán Lacunza, el expresidente del Banco Central, Guido Sandleris y el diputado Luciano Laspina.
El viceministro de Economía rechazó que la operación haya sido “vil y ruinosa” como la calificaron desde la oposición y dijo que “un canje con mayor plazo, a tasas razonables, voluntario, ¿ruinoso para quién? Ciertamente no para el Estado (¿o es menos ruinoso acaso defaultear?). ¿Vil? Que significa hecha con maldad, una acción despreciable. ¿Este es el adjetivo para un canje voluntario de deuda?”
Más adelante, descartó que el canje violara la carta orgánica del BCRA porque “el BCRA no garantiza los bonos” y que violara la ley de Administración Financiera porque “el Estado logra extender plazos y a tasas más bajas que las vigentes en el mercado”.
Rubinstein, al responder a las críticas sobre los efectos presentes y futuros del canje, puntualizó que “no se preocupen tanto por la gestión presente. Para nosotros es una muy buena medida. Y en cuanto al futuro: si administrar el rolleo de una deuda menor al 10% del PIB, con vencimientos ahora más esparcidos en el tiempo, lo ven como un desafío demasiado exigente, ¿no creen que deberían revisar si se sienten en condiciones de ejercer el gobierno? Miren que está lleno de problemas más difíciles que éste”.
Finalmente, el funcionario rubricó su exposición con la siguiente reflexión: “¿Qué tal, entonces, si dejamos toda esta “pavada” de lado y empezamos discusiones técnico-políticas desde ahora, a ver si en 2024, en lugar del 0,9% de déficit (acordado con el FMI), ya con una economía más pujante (sin sequía, gasoducto NK1 completado, nuevo gobierno, etc), nos animamos a procurar un presupuesto equilibrado? ¿Qué gastos bajaríamos? ¿Qué exenciones impositivas podríamos dejar de lado? ¿Alguien propone subir impuestos? Mucho para discutir. Y quién sabe, tal vez nos podríamos poner de acuerdo”.