El presidente de la Nación presentó este domingo por la noche el proyecto de Presupuesto 2025 en la Cámara de Diputados. Defendió su decisión de vetar leyes que no digan de dónde saldrán los recursos. Un recinto despoblado de legisladores, pero con abundante presencia de funcionarios y militantes.
Ante un recinto visiblemente despoblado, sin asistencia plena de los legisladores, pero sí con numerosos funcionarios y militantes oficialistas, el presidente Javier Milei presentó el proyecto de ley de Presupuesto 2025 este domingo por la noche en la Cámara de Diputados. “Después de años donde la clase política vivió poniendo cepos a las libertades individuales, nosotros venimos a ponerle un cepo al Estado”, aseguró.
En un hecho histórico, por tratarse de la primera vez que el mismísimo jefe de Estado asiste al Congreso para presentar la “ley de leyes”, Milei habló de “un proyecto de presupuesto nacional que va a cambiar para siempre la historia de nuestro país, de manera de volver a ser la Argentina grande que alguna vez fuimos”.
En su discurso, el mandatario señaló que la iniciativa “blinda el equilibrio fiscal sin importar cual sea el escenario económico”; de esta manera “independientemente de qué ocurra a nivel macro, el resultado fiscal del sector público nacional estará equilibrado”, prometió.
“A partir de ahora la Argentina será solvente, con la consecuente baja del riesgo país, la tasa de interés y en consecuencia el aumento de la inversión, la productividad, el salario real y en definitiva la caída de la pobreza y la indigencia”, continuó.
También reveló por qué asistió él y no el ministro de Economía –Luis Caputo– a la presentación del proyecto. Dijo que esto era por dos razones. “Porque soy economista, además estoy orgulloso de eso”, expresó y generó el primer aplauso. La segunda: “Porque vengo a proponer un proyecto de presupuesto diametralmente distinto a lo que nos tienen acostumbrados. El más distinto radicalmente de nuestra historia”.
“No es solo una ley más, es la ley de leyes, es la hoja de ruta bajo la cual ordenaremos las prioridades de nuestra gestión”, agregó y luego se encargó por un pasaje de cuestionar a sus antecesores.
En tal sentido, consideró que “como los políticos no entienden la restricción presupuestaria y no quieren dejar de gastar, generan déficit” y para cubrirlo “lo primero que hacen es tomar deuda”, la cual “se vuelve impagable y entonces defaultean”. Al criticar los impuestos, el control de precios y la emisión monetaria, sostuvo que “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario; le guste a quien le guste”.
“El déficit sólo se cubre con deuda, que no es más que impuestos futuros”, apuntó y subrayó que en “Argentina no puede haber más impuestos; es el país con más impuestos del mundo”. “La política le ha robado a los argentinos cerca de 25 mil millones de dólares por año en señoreaje durante los últimos 20 años”, dijo.
Milei manifestó que “el problema de déficit no es una novedad” y destacó que “este será el primer año de superávit fiscal sin entrar en default de toda la historia argentina, vaya si no hay gestión”.
“La deuda es producto del déficit, la emisión monetaria es producto del déficit, la inflación es producto de financiar el déficit con emisión, la destrucción del capital es producto del endeudamiento que genera el déficit, por lo tanto la pobreza y la indigencia son producto del déficit”, enumeró y aseveró que “no hay nada más empobrecedor que el déficit fiscal y no hay nada más enriquecedor para los políticos que el déficit fiscal”.
“Cuando el político pide más y más, y más gasto para repartir plata que no hay, en realidad lo que está haciendo es estafando al pueblo argentino”, enfatizó y argumentó: “Por eso vetamos el proyecto de aumento de gasto público (por la Ley de Movilidad Jubilatoria) que sancionó este Congreso y por eso vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal”.
El presidente reiteró en cuestionar “la insistencia de los políticos por gastar la plata que no tenemos” y afirmó que su Gobierno recibió “la peor herencia de la historia, tanto en materia fiscal y monetaria, como en múltiples dimensiones de la vida social argentina”. “Heredamos un déficit fiscal consolidado de 15% del PBI”, apuntó y señaló que “ajustar ese déficit implicó que hiciéramos un recorte del gasto de alrededor de 90 mil millones de dólares, que no es otra cosa que decir que estamos devolviéndole ese dinero a los argentinos”.
En un párrafo dedicado a defender su gestión, el mandatario expresó que gestionar “no es designar miles de funcionarios en todos los rincones del Estado”, entre otras cosas, sino que “es haber evitado la hiperinflación que nos dejaron en puerta” o “haber aprobado la reforma legislativa más ambiciosa de los últimos 40 años con 37 diputados y 6 senadores”.
En otro tramo, Milei dijo: “Hemos decidido que parte de nuestro legado sea cambiar para siempre la metodología a través de la cual se elabora el presupuesto. El déficit siempre fue consecuencia de pensar primero cuánto gastar, y después ver cómo conseguirlo. Nosotros vamos a hacerlo al revés, pensando primero cuánto tenemos que ahorrar, para después ver cuánto podemos gastar”.
“Bajo este nuevo esquema que estamos proponiendo, si los ingresos son mayores a los estimados, el gasto automático podría aumentar en igual medida, pero el gasto discrecional se mantendrá congelado. Cuando el aumento en la recaudación sea transitorio el Estado podrá ahorrar, absorbiendo pesos o para cancelar deuda, lo que permitirá seguir bajando la inflación y/o mejorar el perfil de deuda. Y si el crecimiento económico permanente y, en consecuencia, el aumento de los ingresos es estructural, el Estado va a poder devolverle a la sociedad esa mayor recaudación en reducción de impuestos, tal como nos hemos comprometido”, profundizó, aunque no precisó números del proyecto.
Y luego resumió que la “metodología presupuestaria” va a “lograr tres objetivos inéditos: uno, va a blindar el equilibrio fiscal para siempre, terminando con el castigo de la deuda y la emisión; va a obligar al Estado a hacerse cargo y absorber los efectos de las perturbaciones en la economía; y para cuando haya mejores permanentes, como serán los años venideros, va a obligar a devolver el exceso de recaudación a la sociedad a través de la reducción de impuestos. Esto quiere decir que, de mantenerse esta metodología de acá en adelante, no sólo podremos ir reduciendo impuestos, sino también el tamaño del Estado, que es la verdadera presión impositiva”.
Para el presidente, “en la Argentina nos debemos un debate honesto acerca de qué se tiene que ocupar y de qué no el Estado nacional”. “Tiene que entenderse de una vez que no es tarea del Estado interferir en el proceso económico. No creemos en la política económica contracíclica y de ningún tipo; creemos en la libertad, en los derechos de propiedad y en que los precios se expresen libremente”, agregó.
También criticó a los gobiernos K que “se pasaban el día promulgando leyes que oscilaban entre ridículas, inútiles y nocivas”. “Como dijo Cicerón, cuanto más se acerca el colapso de un imperio, más estúpidas son sus leyes. Y vaya que ha hecho cosas estúpidas el kirchnerismo. Y lo peor de todo, nos dejó un sistema en el que el 70% del gasto público se va en gasto social de distinto tipo”, lanzó. Pero además de dedicarle pasajes, se salió en varios momentos de su discurso leído, el cual duró 42 minutos, para confrontar directamente con el puñado de diputados de Unión por la Patria que estuvo presente.
Llegando al final, Milei envió un mensaje directo a los gobernadores: “Cumplir el compromiso de bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI requiere que las provincias, en su conjunto, hagan un ajuste adicional de 60 mil millones de dólares. Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo; ahora faltan ustedes”. Y, acto seguido, dijo estar “seguro” de que “hay algo que los argentinos no van a permitir: y es que, cuando el Estado nacional elimine o baje un impuesto, ustedes quieran subir los suyos”.
“Estamos viviendo un momento bisagra en nuestra historia; no lo subestimen. De hecho, cuando ingresé en la política, señalé que no venía a guiar corderos, sino a despertar leones”, arengó y remarcó que en adelante existen dos opciones, la de “hacer exactamente lo contrario” a lo de los últimos 100 años o “seguir haciendo lo mismo, dejando todo como está”. “Luego será la ciudadanía quien los coloque en la avenida de los justos o en la esquina de las ratas miserables que apostaron contra el país y contra su gente”, desafió.