Los huevos de gallinas que pastorean libres tienen menos posibilidades de enfermarse y mejores condiciones que en la producción convencional.
Los llamados “huevos de gallinas pastoriles” se diferencian de los producidos en forma convencional e industrial no solo por su mejor calidad, sino porque también aportan nutrientes y propiedades a una alimentación saludable y promueven el desarrollo local de emprendimientos.
En esa línea, técnicos del INTA Tornquist, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, brindan asesoramiento a productores de pequeña escala para evaluar y monitorear la salud de sus animales y propiciar procesos de comercialización digital, informó el organismo en un despacho de INTA Informa.
Los huevos de gallinas que pastorean libres tienen menos posibilidades de enfermarse y mejores condiciones que en la producción convencional. Producen huevos más nutritivos que los de gallinas a jaula y no solo los superan en color de la yema y consistencia de la clara, sino que brindan una mejor calidad en la alimentación. Asimismo, incentivan la producción local.
Técnicos de la Agencia de Extensión Rural (AER) Tornquist del INTA Buenos Aires acompañan a productores en la crianza de pollitos, bienestar de las gallinas y su alimentación, ya sea a través de raciones de alimento balanceado o elaboración casera de su propio alimento.
Agustín Martínez Baccini, profesional del INTA Tornquist, indicó que “con respecto a la sanidad animal, enseñamos a los productores a evaluar y monitorear la salud de las gallinas, realizando inspecciones oculares de las cloacas de los animales, además de hacer un seguimiento periódico de la limpieza de las instalaciones, prestando atención en los bebederos, tolvas de alimentación y nidales”.
Además, los profesionales del INTA acompañan a los productores en las reuniones que realizan mensualmente, donde todos los participantes visitan los gallineros de cada productor para realizar una supervisión cruzada. “También asesoramos en la evaluación de costos de la producción y en la comercialización, explorando canales digitales de comercialización”, agregó Martínez Baccini, según difundió el INTA.
La propuesta del INTA para el sector y los pequeños productores es que las gallinas no estén hacinadas ni en jaulas, que sean libres de caminar y de realizar sus baños de tierra como método natural para mantenerse saludables y libres de parásitos externos. Además, se busca que tengan la posibilidad de complementar su dieta con insectos y pastos. Todo esto hace que su bienestar sea mayor y que se encuentren en mejores condiciones que en la producción convencional.
En este sentido, los huevos de gallinas pastoriles se diferencian de los convencionales e industriales, no solo por su aspecto típico de gallinas de campo, con diferentes coloraciones de las cáscaras del huevo y de tamaño considerable, sino por su calidad, con yemas de coloración más marcada, de un amarillo intenso, producto del consumo de cereales (maíz) y pasto (debido a sus carotenos), y de insectos que encuentran en su caminata diaria, por los que incorpora proteína animal.
“Se cuida la inocuidad del producto, desde las instalaciones hasta la entrega al consumidor, considerando que son productos frescos, que no suelen acopiarse. Trabajamos para mejorar cada día en estos aspectos”, aseveró Martínez Baccini.
Emprendimientos locales
Ignacio Citti es productor del emprendimiento El Petricor –ubicado en el barrio sustentable Prados del Sol, a 6 kilómetros de Tornquist, Buenos Aires– y explicó que “con el INTA trabajamos en frutales, huerta y cereales hace ya varios años, y de a poco nos fueron incentivando a la producción de huevos”.
La producción de huevos de gallinas libres tiene para el productor un valor agregado fundamental. Principalmente el bienestar animal, por lo que Citti señaló que “la gallina vive una vida sin estrés, más acorde a su naturaleza, con menos posibilidades de enfermarse y mejores condiciones que en la producción convencional”.
En el proyecto El Petricor se utiliza un sistema de gallineros móviles arrastrables que se diseñó junto con profesionales del INTA. Citti destacó que “la avicultura es un eslabón más de una cadena de producciones que intentamos intercalar en nuestra pequeña chacra, pero dado nuestro desconocimiento de muchos temas, es fundamental la ayuda del INTA, que siempre nos asesora”.
Este grupo de productores avícolas se conformó gracias al seguimiento del INTA. “Nos reunimos para conocernos e intercambiar experiencias al mismo tiempo que los profesionales del INTA hacían énfasis en determinados puntos importantes que debíamos cumplir, relativos al manejo sanitario, bienestar animal y dieta de nuestros planteles”, aclaró Citti.
Por otro lado, en el predio de la Escuela Rural n°17, en la estancia Fortín Chaco, a 25 kilómetros de Tornquist, Karen Martín cría y cuida unas 90 gallinas, entre coloradas y negras, que pastorean libres. Allí produce huevos de campo, frescos, proteicos, de gallinas libres.
“Todas las mañanas ponen huevos en sus nidales y a las 14 horas aproximadamente salen del corral a pastorear y caminar en libertad, y regresan a la hora que quieren”, describió la productora y agregó: “Siempre tienen su ración de alimento balanceado que nos permite complementar la dieta de los animales para asegurarnos que no les falte nada, también somos muy cuidadosos con la limpieza del gallinero, de los bebederos (agua fresca todos los días), y puntualizamos mucho en el bienestar animal”.
Gracias al trabajo realizado por los profesionales del INTA, se logró un acuerdo con una fábrica de balanceados local, que permite tener un 10 % de descuento en la compra de alimentos balanceados. Esto ayuda a los productores a disminuir los costos y desde la empresa en conjunto con el INTA ayudan a promocionar el desarrollo de estos emprendimientos.