La cara fresca y dulce de la tierra
Una breve reseña de la situación frutícola en nuestra ciudad
La producción de fruta en Dolores tiene sus comienzos a fines del siglo XIX. Por aquel entonces, existían quintas que eran conocidas por sus duraznos, cerezas, peras y manzanas; pero sobre todo, duraznos. Las características del suelo, el agua y el clima permitían obtener un producto de cualidades inmejorables, muy destacado por su calidad, variedad y sabor.
La fruta de Dolores no sólo era muy deseada por los vecinos de la ciudad; también tenía fama en el exterior y el resto del país, principalmente en la Costa Atlántica, siendo éste uno de los destinos más importantes de la producción. Productores como Pizzagalli, Nicoud, Dolcini, Fontana, Dini, Morales, Pirovano, Capiel y Ribé son algunos de los autores de nuestra historia frutícola y quienes dieron a conocer una gran riqueza de variedades de fruta como “Grafión de Dolores” de cereza, “Reineta” de manzana y “Real Jorge”, “Gran Monarca” y “Lima” de durazno.
En 1913 se inauguraba en la ciudad la Escuela de Fruticultura (hoy conocida como “Osvaldo Magnasco”), un sitio referente en la enseñanza práctica y experimentación con frutales y de gran importancia para el desarrollo de la región.
La escuela tuvo una gran producción hasta fines de los 30’. A partir de ahí, por diversas causas, la fruticultura comenzó a decaer y fue reemplazada en parte por otras actividades agropecuarias; situación vigente al día de hoy. Dolores no fue el único lugar reconocido por su esplendor y abundancia.
En la misma época, en la localidad vecina de Castelli existía una estancia donde se cultivaba una gran variedad de frutales. En 1946, luego de pasar por varios dueños, la estancia quedaba en manos de los hermanos Moreno y se iniciaba el cultivo de manzanas para la elaboración de sidra; ambas actividades realizadas en el mismo establecimiento. En muy poco tiempo, la industria sidrera llegó a una etapa de plena producción que se mantuvo por años y así fue como “La California Argentina” se ganó el prestigio de ser “el manzanar más grande del mundo”. En 1964, factores de diversa naturaleza determinaron el cierre y fin de la empresa. Volviendo a nuestra ciudad, un hecho a destacar es que Dolores produjo grandes volúmenes de fruta de calidad hasta la década del 50, siendo un punto muy importante en la región de la Cuenca del Salado. En los siguientes años, diversos acontecimientos condujeron hacia una producción en decadencia, tales como desequilibrios económicos en el país, falta de incentivos a las economías regionales, ausencia de investigación y apoyo técnico, inundaciones, enfermedades y falta de personal y continuidad generacional. En el 2004, con el fin de recuperar la actividad en la región, la provincia de Buenos Aires ponía en marcha el “Proyecto de Reactivación Frutícola”, el cual tenía como alcance los partidos de Gral. Guido, Dolores, Pila, Castelli y Chascomús. La iniciativa, surgida como un trabajo en conjunto entre organismos e instituciones de diferentes áreas, tuvo como objetivo la capacitación de productores, técnicos y profesionales en nuevas técnicas y tecnologías de producción, manejo y comercialización ligadas a la fruticultura. Como resultado, se logró recuperar parte de la dinámica productiva de la región y hubo un aumento del 30% de la superficie plantada, la cual en 1881 llegó a ser hasta 10 veces superior a la registrada en 2004.
Actualmente, son muy pocos los productores de fruta que quedan en nuestra ciudad. En verano, más bien en diciembre y enero, es común en verdulerías encontrar las ciruelas y los duraznos de La Posta y los hermanos Morales; así como también peras, manzanas y membrillos de Tsopela y la Escuela Agraria hacia fines de verano y parte del otoño.
Las ciruelas del marplatense Giacomini, cuya producción lleva adelante la familia Rossi, son otros de los productos locales de gran valor comercializados en el mercado de Mar del Plata. Por otro lado, una producción diferente y a destacar es la de Lorenzo Fontana, cuyas higueras producen higos que tienen como destino la industria para fruta abrillantada. De a poco la fruticultura va perdiendo lugar en nuestra ciudad. Una de las causas es la creciente presión inmobiliaria. A su vez, la mayoría de los actuales productores, mayores de 60 años de edad, reconocen el paso del tiempo y no ven muy lejos el fin de la actividad. Cuesta heredar a una nueva generación la misma pasión por esta profesión. Pero también están los que se atreven a continuar el legado familiar y los nuevos que se suman para mantener en pie el arte de producir frutas.
Caminar por hileras de frutales en flor en primavera es un momento único que deslumbra a cualquiera, esté o no en el rubro.
Para muchos, jóvenes y no tanto, quizá siga siendo un mundo por descubrir. Nuestros productores son el ejemplo de la cara “fresca y dulce” de la tierra, de una forma distinta de aprovechar del campo su riqueza.
Dolores tiene un gran potencial y, sobre todo, identidad. Nuestra historia frutícola y tradición, la experiencia de los productores de hoy, el reconocimiento de nuestra fruta en la zona; son cosas muy latentes en la memoria.
Con óptimas condiciones ecológicas y cercanía a los centros de consumo, somos un gran punto estratégico de conexión a los grandes mercados y, por qué no, de vuelta al mundo. Por todo eso y más, Dolores siempre será un lugar ideal para la producción de fruta.
Ing. Agr. Matías Aiquén Díaz
Secretaría de Producción – Municipalidad de Dolores