Desarrollado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el USAT1 está siendo sometido a las últimas pruebas.
Un equipo de ingenieros y becarios de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) trabaja en la etapa final de integración y en los ensayos funcionales completos del USAT1, el primer “CubeSat” universitario construido en Argentina, que será llevado a España en marzo próximo, donde será integrado al dispositivo que lo escoltará hacia el espacio. Su lanzamiento está previsto para junio de este año en Estados Unidos.
Vale aclarar que un CubeSat es un satélite en miniatura de forma cuadrada, mide 10 cm x 10 cm x 10 cm y tiene aproximadamente el tamaño de un cubo de Rubik. Al igual que cualquier satélite, los CubeSats se construyen a medida de los requisitos específicos de su misión. En tanto, el USAT 1 no es el primer satélite universitario de la Argentina, sino el primer CubeSat universitario del país. Como satélite universitario se ubicaría como el tercero, ya que previamente se construyeron el µSAT-1 Víctor (1996) y el Pehuensat-1 (2007).
El USAT1 construido en la UNLP sí es el primero de una serie de cinco CubeSat proyectados por la Facultad de Ingeniería. Su misión será la demostración tecnológica de técnicas científicas utilizando GNSS para la observación de la Tierra.
El GNSS (Global Navigation Satellite System) es un sistema de navegación por satélite que permite determinar la posición, velocidad y tiempo en cualquier lugar del mundo. Funciona mediante una constelación de satélites que orbitan la Tierra y emiten señales que son recibidas por dispositivos en tierra, como teléfonos inteligentes, navegadores GPS o equipos especializados.
Estas técnicas que utilizan señales GNSS permiten realizar observaciones atmosféricas (presión, temperatura, humedad), según su orientación, así como observaciones del suelo (por ejemplo, humedad, altimetría, rugosidad del suelo, vegetación), acciones para las que está diseñado el USAT1.
El ensayo de vibraciones: la prueba final
La ingeniera Sonia Botta, coordinadora del proyecto, explicó: “Estamos integrando todo el satélite con el hardware de vuelo, es decir, los componentes que van a volar, y haciendo pruebas de todos los sistemas en su conjunto. En conclusión, asegurándonos de que el satélite funciona completo”.
En tanto, Botta precisó que, hasta ahora, los ensayos eran funcionales, pero se hacían por separado en lo que se denomina FlatSat. “El FlatSat es un banco de ensayos donde se interconectan las placas, pero en una configuración cómoda para ensayar. Ahora estamos integrándolo en la forma que realmente va a volar. Y una vez concluida esa etapa haremos los ensayos ambientales, fundamentalmente el de vibraciones”, aseveró la ingeniera.
El ensayo de vibraciones será una prueba fundamental para el satélite universitario, que marcará su destino. “Si el satélite se va a romper en algún momento es ahí, es un momento crítico para todo el proceso de ensayos”, indicó la especialista. “Lo que hacemos es probar que el satélite esté bien, luego realizamos el ensayo de vibraciones, que es la peor condición que va a experimentar el satélite en su vida porque está preparado para soportar el lanzamiento y un poquito más, y después lo volvemos a probar para ver si sigue funcionando correctamente. Una vez que está aprobado le ponemos el moñito y se va para España”, indicó Botta.
Por su tamaño y las baterías de litio que contiene, el USAT 1 será traslado como equipaje de mano, cumpliendo con las regulaciones aeronáuticas. En España la empresa UARX integrará al satélite un dispensador, que es el dispositivo en el que volará el USAT 1. Desde allí será llevado a Estados Unidos para su lanzamiento por SpaceX.
Financiamiento y costos
El equipo que lleva adelante la iniciativa está conformado por investigadores del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) del Departamento de Ingeniería Aeroespacial y del grupo de Sistemas Electrónicos de Navegación y Telecomunicaciones (SENyT) del Departamento de Electrotecnia. Además, cuentan con la colaboración de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El decano de la Facultad de Ingeniería y director del CTA, Marcos Actis, resaltó que, en el exterior, un satélite de similares características tiene un costo aproximado de 200 mil dólares, mientras que el que se desarrolló en la UNLP demandó una inversión que no supera los 70 mil dólares (aportes para la compra de materiales y el pago de becas de alumnos y graduados). “Proyectos como éste, y otros que tenemos de electromovilidad, son financiados con recursos propios que genera el Centro Tecnológico Aeroespacial a través de trabajos de transferencia”, afirmó.
Actis destacó el apoyo al proyecto por parte del presidente de la UNLP, Martín López Armengol, y del vicepresidente académico, Fernando Tauber. El servicio de lanzamiento del USAT 1 tiene un costo de 100 mil dólares, para lo cual la Universidad destinó un 75% de los fondos, mientras que el 25% restante se pagó con un subsidio otorgado por el anterior Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, a cargo Daniel Filmus.