Un oficial penitenciario que presta servicio en la Unidad 4 Bahía Blanca tiene Covid-19 por lo que fue puesto en aislamiento junto a los integrantes que compartieron la última guardia el viernes pasado.
El agente afectado es un Alcaide Mayor domiciliado en la localidad de Coronel Pringles, quien cumplió su última guardia el viernes, y este domingo presentó algunos síntomas, por lo que le realizaron un hisopado y anoche se confirmó que tiene Coronavirus.
El oficial se encuentra en buen estado, aislado en su casa, con la contención médica pertinente.
Las autoridades de la Unidad 4 dispusieron aislar de manera preventiva a los agentes que compartieron la guardia con el oficial infectado, y hasta el momento ninguno de ellos presentó síntomas. Se trata de 47 integrantes de la fuerza.
Se destaca que mientras el oficial permaneció en el establecimiento penitenciario cumplió con las medidas de bioseguridad que estipula el protocolo: uso de tapabocas y limpieza frecuente de manos.
Las autoridades penitenciarias y de Salud Penitenciaria llevaron a cabo esta mañana encuentros con los referentes de cada uno de los pabellones para informar detalles de la situación de salud del oficial y llevar tranquilidad al resto población carcelaria ya que se cumplieron con todas las medidas de bioseguridad.
Ante la situación, los agentes especializados del área sanitaria desinfectaron de manera más profunda los sectores por los que transitó el Alcaide Mayor.
Las medidas que estipula el protocolo
En el marco de la pandemia de coronavirus, la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria, a través de diferentes resoluciones, estableció medidas de prevención y protocolos de actuación con el objetivo de resguardar a las personas que se encuentran privadas de libertad y a los agentes penitenciarios.
Ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno, se suspendieron las visitas en alcaidías y penales de la Provincia. Solamente, los allegados de los internos pueden acercar mercadería, como comida o indumentaria, que debe pasar por un doble proceso de desinfección.
Además, se suspendieron las actividades educativas y extracurriculares. Mientras tanto, los docentes pueden enviar material de estudio bajo estrictas normas de bioseguridad.
Los penitenciarios, al arribar a sus lugares de trabajo, tienen que someterse a un control de temperatura y de signos vitales, y a una evaluación de síntomas, a fin de descartar dificultad respiratoria o pérdida de olfato o gusto. También, firman una declaración jurada para declarar que no presentan síntomas asociados al Sars-Cov2.
A su vez, se estableció obligatoriedad del tapaboca y se dispuso, para los agentes, una limitación para el uso del comedor y espacios comunes.
En todas las dependencias del Servicio Penitenciario Bonaerense se reforzaron las medidas de higiene y bioseguridad.
Ante la aparición de un caso sospechoso dentro del personal, se procede a aislar a la persona y a sus contactos estrechos.
En el caso de los internos, se los traslada a un hospital extramuro y se les realiza el diagnóstico en un laboratorio de la Red de SARS-CoV-2. Seguidamente, se identifica y se vigila de forma activa a quienes compartieron con el presunto infectado.
Si un encarcelado diera positivo al hisopado, queda internado en un hospital externo.
Cumplido el tratamiento y los criterios de fin de aislamiento (mejoría clínica, afebril por al menos dos muestras respiratorias tomadas con 24 horas de diferencia) es reingresado a la Unidad o Alcaidía de origen.