La inmunización fue autorizada antes de que se concluya la fase tres, cuando se prueba en miles de personas. Cuestionamientos de la comunidad científica mundial.
La noticia sobre el registro de la vacuna rusa como la primera fórmula autorizada por un organismo regulador a nivel mundial causó expectativa, pero también fue recibida con cautela por la comunidad científica internacional, que advirtió sobre los peligros de “acelerar” los procesos en este tipo de desarrollos.
La vacuna se llamará, para el mercado exterior, Sputnik V, en un guiño al logro de la Unión Soviética al lanzar el primer satélite del mundo al espacio en 1957.
El presidente ruso, Vladimir Putin, fue el encargado de anunciar este martes que la primera vacuna contra el coronavirus de todo el mundo fue autorizada en su país, a solo dos meses del comienzo de las pruebas en humanos, y aseguró que una de sus hijas fue inoculada.
“Esta mañana, por primera vez en el mundo, se ha registrado una vacuna contra el nuevo coronavirus”, dijo Putin. “Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera”, agregó. “Una de mis hijas se aplicó la vacuna”, dijo Putin, según la agencia Interfax, unos minutos después de haber anunciado la homologación.
Agregó que la joven –se desconoce cuál de las dos hijas del mandatario formó parte de los ensayos– tuvo un poco de fiebre “y nada más”. “Se siente bien y tiene un alto número de anticuerpos”, añadió Putin.
Se estima que el mandatario ruso buscó transmitir seguridad con una inusual mención a su familia, ante la falta de apoyo por parte de la comunidad científica internacional, que ve con cierta precaución la fórmula y advierte la necesidad de cumplir con las etapas de pruebas para garantizar la seguridad.
Las autoridades rusas también señalaron que la producción de la vacuna a gran escala comenzará en septiembre, y las campañas masivas de vacunación empezarían a partir de octubre. Personal sanitario, profesores y otros grupos de riesgo serán los primeros en recibirla, aunque el mandatario insistió en que la aplicación será voluntaria. A partir del 1 de enero de 2021 podría ser distribuida en el mundo.
En las primeras reacciones al anuncio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la fórmula, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo. “Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”, dijo en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.
Cabe señalar que las pruebas comenzaron a mediados de junio en un prestigioso hospital militar en Moscú, con un grupo de voluntarios compuesto, principalmente, por militares rusos, pero también por algunos civiles. Un segundo grupo de 20 voluntarios, que fueron vacunados el 23 de junio, completó la fase a finales de julio. No obstante, Rusia no ha publicado datos científicos que prueben la seguridad o eficacia de sus fórmulas.
La vacuna rusa no figuraba entre las seis que según señaló la OMS la semana pasada estaban más avanzadas.
El organismo con sede en Ginebra citó entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y la británica desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.
Desarrollada en el Instituto Gamaleya de epidemiología y microbiología y financiada por el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), es importante resaltar que la vacuna que Rusia acaba de aprobar concluyó la fase dos. Es decir, recibió la aprobación antes de que concluya la fase tres, que supone su ensayo clínico con miles de personas.
Los expertos llevan semanas alertando del riesgo de aprobar la vacuna antes de tiempo y ven en la rapidez de los ensayos rusos una cuestión política. La Asociación de Organizaciones de Investigación Clínica de Rusia, que reúne a grandes farmacéuticas de renombre, había pedido el lunes al Gobierno en una carta que no se apresure y que aplace la aprobación de la inmunización hasta que concluya con éxito la fase tres.
“Es factible y va a ser beneficio”
El embajador argentino en Rusia, Ricardo Lagorio, destacó hoy que “la cooperación, la colaboración y el relacionamiento en el plano de la ciencia, tecnología e innovación” entre ambos países “es factible y va a ser beneficioso”, luego de que Moscú anunciara que registró la primera vacuna contra el coronavirus.
“Es una relación que tiene vectores comunes de los dos lados, y entiendo e imagino que a raíz de esta pandemia se va a profundizar un vector muy necesario que es el de la salud, la ciencia, la tecnología, la innovación, donde los dos países tienen muchos puntos comunes y niveles de excelencia”, dijo el representante diplomático.
En otra entrevista a Radio Metro, Lagorio destacó que “la logística y la producción (de la vacuna para el coronavirus) es algo inédito, es algo que nunca antes los países tuvieron que abordar, que es la producción masiva y de ciento de millones”.
“La vacuna es de la compañía Gamarieva, que es un centro de investigación del Instituto Nacional que depende del Estado ruso, muy conocido, muy importante, y ellos lo desarrollaron con el financiamiento del fondo de inversión ruso. Sería toda una producción y desarrollo ruso”, agregó.
Finalmente, el embajador argentino en Moscú dijo que el avance científico ruso “yo no quisiera ponerlo como la carrera espacial, no hay más Unión Soviética, ni Guerra Fría”.