A 15 años de la desaparición de Jorge Julio López, el testigo clave sin el que “no hay nunca más”

Fue visto por última vez después declarar en 2006 en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. “La causa de mi viejo tiene 50 cuerpos y ninguna pista firme”, dijo Rubén López, uno de sus hijos. Habrá varios actos homenaje.

El 18 de septiembre de 2006, un día antes que fuera leída la sentencia al represor Miguel Etchecolatz, desapareció en La Plata Jorge Julio López, militante peronista, albañil de 77 años y el principal testigo de la causa, cuyo testimonio fue clave para que condenaran al expolicía y para que hoy, 15 años después, enjuiciaran a otros represores como Julio Garachico por los secuestros, torturas y crímenes cometidos en el centro clandestino de detención denominado “Pozo de Arana”.

El 27 de octubre de 1976 había sido detenido desaparecido por primera vez durante un operativo en Los Hornos, junto a otros militantes peronistas. A la cabeza de los grupos de tareas que se desplegaron esa noche estaba Etchecolatz, director de Investigaciones de la Policía Bonaerense y hombre de extrema confianza del jefe de la fuerza, coronel Ramón Camps.

A Jorge Julio López lo habían mantenido secuestrado durante casi seis meses en cuatro centros clandestinos del Circuito Camps, los conocidos como Cuatrerismo, Pozo de Arana, Comisaría Quinta y Comisaría Octava. Allí había sido torturado y también había presenciado varios asesinatos, entre ellos los de sus compañeros de militancia en Los Hornos, Patricia Dell’Orto y Ambrosio Francisco de Marco.

“Patricia le gritaba ‘no me maten, llévenme a una cárcel pero no me maten, quiero criar a mi nenita, mi hija’ y ellos no, la sacaron. Y van a ver ustedes si algún día encuentran el cadáver o la cabeza, que tiene el tiro metido de acá y le sale por acá. Buum otro tiro”, contó Jorge Julio López el 28 de junio de 2006, en el primer proceso oral y público que debió afrontar Etchecolatz.

Temblando de emoción, López recordó que en esa oportunidad declaró: “Si un día salgo y lo encuentro a Etchecolatz, yo lo voy a matar, así pensaba pero después me dije, qué voy a matar a una porquería como esa, a un asesino serial. Etchecolatz personalmente dirigió esa matanza”.

El 18 de septiembre de 2006, un día antes que fuera leída la sentencia al represor Miguel Etchecolatz, desapareció en La Plata Jorge Julio López.

López había sobrevivido y el 4 de abril de 1977, cinco meses y cinco días después de su secuestro, fue “blanqueado” y puesto “a disposición del Poder Ejecutivo” en la Unidad 9 de La Plata, de donde fue liberado el 25 de junio de 1979.

Segunda desaparición

Rubén López, uno de sus hijos, aseguró que la de su padre fue una “desaparición perfecta”, debido a que, a 15 años de ese hecho, la causa “tiene 50 cuerpos, 48 anexos y ninguna pista firme”.

“Esta segunda desaparición les salió bárbaro, es perfecta, nadie sabe nada, nadie habla”, expresó Rubén López en diálogo con la agencia Télam, quien contó que aún tiene esperanzas de “que alguien hable” y le diga “qué pasó” con su “viejo”.

“Nosotros creemos que alguien convenció a mi viejo para esa noche salir de la casa. Llámese amigo o lo que sea. Seguramente el que lo sacó fue para terminar haciendo lo que pasó. No se entiende si no otra situación por la cual mi viejo hubiese salido”, dijo en una reciente entrevista a Radio Provincia. “Hay cinco testigos que lo ven caminando a tres y cinco cuadras de la casa con la ropa que usaba para dormir”, sostuvo. “Sin embargo, no pudimos probar nunca que alguien lo haya subido a un auto”, agregó.

López sigue hablando

Recientemente, el testimonio del 2006 de Julio López contra Etchecolatz fue escuchado e incorporado a otro proceso, el denominado Juicio Garachico, algo que para su hijo resultó “paradójico” porque coincide con el hecho de que “se cumplen los 15 años de esa segunda desaparición”.

“Fue muy fuerte ver su testimonio, verlo a él de frente, ese día fuimos con mi hermano y mi primo, estábamos sentados atrás y sólo veíamos su nuca”, detalló uno de los hijos del testigo desaparecido.

Admitió que “fue raro verlo cuando se emociona y el presidente del tribunal, Carlos Rozanski, le pregunta ‘¿está bien López?’ y él le contesta que sí, que está bien y agrega ‘dígale a los chicos que estoy bien’, por nosotros que estábamos ahí. Se preocupaba por nosotros mientras revivía todo lo que vivió”.

La Justicia Federal de La Plata comenzó a juzgar el lunes 30 de agosto al represor Miguel Etchecolatz y el exjefe policial Julio Garachico por las torturas y crímenes cometidos durante la última dictadura militar contra siete víctimas, entre ellas a Julio López y un estudiante secuestrado durante “La Noche de los Lápices”, que permanece desaparecido.

El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, busca determinar las responsabilidades de ambos expolicías en los secuestros, torturas y crímenes cometidos en el centro clandestino de detención ilegal denominado como “Pozo de Arana” en perjuicio de López; Norberto Rodas; Alejandro Emilio Sánchez; Patricia Dell Orto, Efraim Guillermo Cano, Ambrosio De Marco y el estudiante de La Noche de los Lápices, Francisco López Muntaner.

Los delitos de lesa humanidad cometidos en este centro ya fueron juzgados en el 2012 pero quedaron excluidos otros hechos cometidos en otros centros de detención ilegal ubicados también en la localidad de Arana.

“En el juicio de 2006 se estaba enjuiciando solo a Etchecolatz y mi viejo nombra a muchos genocidas torturadores, entre ellos a Garachico y al chofer de Etchecolatz. En aquel momento solo fue condenado Etchecolatz y los otros personajes siguieron circulando. Incluso hubo un tiempo en el que no se sabía dónde estaba Garachico después de saber lo que había declarado mi viejo”, dijo Rubén López. “Y esto también es una crítica a los que no elevaron a juicio a estos personajes sabiendo que mi viejo los había nombrado. Con eso no digo que hayan sido partícipes o mano de obra, no lo sé, pero ¿por qué no se lo cuidó en 2006?”, amplió en declaraciones a Radio Provincia.

Actos homenaje

La desaparición de Julio López se recordará este sábado con distintos actos que, en rigor, comenzaron anoche con la proyección en la fachada de la sede de la Comisión Provincial por la Memoria del testimonio brindo en ese juicio, cuando culpó por crímenes de lesa humanidad al expolicía bonaerense.

Hoy, en uno de los centros clandestinos donde estuvo cautivo López durante la dictadura militar, la comisaría 5ta de La Plata, se colocará el retrato que le hizo la fotógrafa Helen Zout en el espacio de memoria existente en esa dependencia.

Por la tarde, además, se pondrá una placa en la imagen de López instalada en las calles 8 y 51, sede de los tribunales federales.

En otra actividad convocada por Hijos de la ciudad de Berisso se inaugurará un mural de 18 metros de largo en la calle Montevideo y 8, donde estará la imagen del albañil junto a la de otros desaparecidos de la última dictadura.

(DIB) MCH

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