Mientras dormía lo sorprendió un llamado. Minutos después pudo confirmar la noticia que marcaría un antes y un después en el recién iniciado 2015. Siendo en esa época vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Waldo Wolff fue uno de los oradores en el entierro del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, y ese día prometió “recoger las banderas de su legado”.
A dos años del fallecimiento del fiscal, el diputado nacional del Pro afirma que “sin dudas” la muerte de Nisman fue “una muerte política” y declara que de acuerdo con los “indicios” con los que cuenta, para él se trató de “un homicidio”. Con duras críticas hacia la actitud tomada por el gobierno kirchnerista, señala que este hecho “demostró que el modelo anterior se llevaba todo por delante”.
En diálogo con parlamentario.com, Wolff expresa que la apertura de la denuncia contra la exvicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, “significa una reivindicación de aquellos que consideramos que la república tiene que funcionar así, investigando” y asegura que existen “numerosas pruebas” sobre el encubrimiento a Irán a través del Memorándum.
– ¿Recuerda el momento en el que se enteró del fallecimiento del fiscal Alberto Nisman?
– Estaba durmiendo, ya era madrugada del lunes. Me había acostado hacía un rato, me había dormido profundamente y sonó mi teléfono y alguien muy cercano a la causa y a Nisman me dijo: “Hay un rumor en Twitter de que a Nisman lo mataron”. Ahí me puse a revisar Twitter, después prendí la televisión y enseguida hablé con un periodista que estaba en el lugar de los hechos y me dio la noticia.
– La muerte de Nisman, ¿fue una muerte política?
– Sí, sin dudas fue una muerte política. Una muerte en la que el Gobierno anterior se comportó antes de la misma como si quisiera matarlo y después de ella como si lo hubiese matado. Una muerte que demostró como el modelo anterior se llevaba todo por delante. Las instituciones tienen que funcionar siempre, pero mucho más tienen la obligación de hacerlas funcionar aquellos que están en el poder. Y la verdad que de los que estaban en ese momento se pueden recordar frases como “los tapones de punta”, los discursos de la expresidenta en cadena nacional, los epítetos que le destinaban (al fiscal) los ministros.
– ¿Cree que a dos años del hecho la investigación judicial tomará otro rumbo?
– No lo sé. Yo los reclamos los hago por encima de los resultados, porque considero que hay que hacerlos, que corresponden. Nosotros pedíamos que se investigue en el fuero federal y pedíamos que se abra la denuncia y eso es lo que finalmente pasó. Después la Justicia fallará y cada uno tendrá su criterio respecto del fallo, pero ya será escribir un tango porque cuando las instituciones funcionan, lo demás es todo opinable.
– ¿La desestimación de la denuncia por supuesto encubrimiento a Irán contra la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por parte del juez Daniel Rafecas, retrasó la investigación del caso Nisman?
– Sí, no lo creo sólo yo. Lo cree la Sala I de Casación Penal, que apartó al juez Rafecas. De alguna manera quedó claro, porque acá nadie le pedía al juez Rafecas que condene, le pedía que investigue. Y la verdad que un juez que hace todo lo contrario a lo que su función le ordena que tiene que hacer, es alguien que termina perjudicando la causa.
– ¿Qué opina sobre la reapertura de la denuncia que realizó el fiscal el 14 de enero de 2015?
– En realidad se abrió. Significa una reivindicación de aquellos que consideramos que la república tiene que funcionar así, investigando. Ahora dirán si hay delito o no, ese es otro tema, pero me deja tranquilo porque no hay justicia para ciudadanos de primera categoría y segunda categoría. Estoy haciendo propaganda de un eslogan kirchnerista que siempre hizo lo contrario, estamos haciendo “justicia para todos”, no solamente para los que están en contra del gobierno. Me parece bien que tengan que presentarse y dar explicaciones.
– ¿Y sobre el Memorándum con Irán?
– Estoy convencido que fue un documento de encubrimiento. Hay numerosas pruebas al respecto.
– ¿Qué considera que significó este hecho para la Argentina?
– No soy muy amigo de hablar de la gente como uno solo, eso hacen los proyectos populistas y las democracias son diversas, hay de todos los colores. Ahora, si mirás la cantidad de gente que salió a la calle sin ningún tipo de organización gremial o partidaria, un día de lluvia, a decir “basta”, me parece que más allá de lo que yo lo crea es clarito que se trató de una crisis institucional. Creo que el gran denomidador común de toda esa gente fue a decir “hasta acá llegaron, se llevaron puesto todo, ¿las instituciones también? No”. Porque le haya pasado lo que le haya pasado al fiscal Nisman, se llevaron puesto todo.
– ¿Cree que algún día se conocerá lo que verdaderamente pasó?
– No sé. Hago todo esto porque cuando veo que hay una injusticia hay que reclamar por encima de los resultados.
– ¿Fue un homicidio o un suicidio?
– Con los indicios que yo cuento hoy en día, para mí fue un homicidio. Si algún día alguien me trae algún tipo de datos que me haga cambiar de opinión, cambiaré; porque esto no es un dogma ni una religión, es un resultante de hechos fácticos.
– ¿Cómo será el acto homenaje que se realizará este miércoles 18 frente a las puertas de la UFI-AMIA?
– Habrá tres oradores y está convocada la gente a manifestar respeto a la muerte de un fiscal. Habrá gente honorable que se presentará a rendir homenaje a una muerte que, incluso cuando hay disidencias políticas o en la guerra, al enemigo se le permite honrar a un muerto con respeto. Acá ni siquiera se ha permitido eso, porque mientras muchos nos manifestábamos en silencio, la expresidenta dijo “nosotros nos quedamos con la fiesta, ellos que se queden con el silencio”. Es una muestra más de la barbarie que vivimos. Esta gente que cree que el que no piensa igual es enemigo, era la que se reía de la muerte trágica -sea cual sea la manera en que murió- de un fiscal, y esa mancha, como dice la canción del fútbol, no se borra nunca más.